martes, 25 de septiembre de 2012

CORRIENTE LINGÜÍSTICA: GRAMÁTICA ESTRUCTURAL



El movimiento del estructuralismo lingüístico se sitúa a comienzos del siglo XX y constituye los inicios de la lingüística moderna. Su iniciador fue Ferdinand de Saussure con su obra Curso de lingüística general (1916). El Curso de lingüística general fue una obra publicada póstumamente por dos de sus discípulos, quienes se basaron en apuntes de clase de estudiantes que habían escuchado a Saussure durante sus 3 últimos años en la Universidad de Ginebra.


El estructuralismo saussureano influyó sobremanera en el desarrollo de la lingüística posterior al punto de que algunos autores hablan de una lingüística anterior y posterior a Saussure. Debido a que el hecho lingüístico es muy complejo, pues intervienen múltiples factores de naturaleza fónica, acústica, fisiológica y de alcance tanto individual como social, la lingüística no se ocupa del lenguaje, que es un fenómeno amplio, sino que su objeto es el estudio de las relaciones entre los elementos que forman parte únicamente del sistema lingüístico, es decir, define su objeto de estudio, la lengua y el habla en sí mismos.

SINCRONÍA DIACRONIA
Saussure estableció la distinción entre esos dos conceptos. La diacronía atiende a los cambios lingüísticos que se suceden a lo largo del tiempo. La sincronía, en cambio, atiende al estado de una lengua en un momento dado, haciendo abstracción del factor temporal. Un estudio sincrónico de la lengua tiene que tener en cuenta la simultaneidad de los signos lingüísticos dentro de un espacio temporal. En este sentido, el estudio sincrónico se asimilaría a hacer una fotografía de la lengua y estudiarla en su imagen estática, sin tener en cuenta la variabilidad temporal. Entonces, este tipo de estudio proporciona el conocimiento de una lengua en un momento determinado, a partir del cual pueden llevarse a cabo estudios diacrónicos, esto es, estudios que tengan en cuenta su evolución e historia. En el aula se habla y se escucha, se escribe y se lee; además, se evalúan cómo se dicen -oralmente y por escrito- las cosas. Es decir, no sólo se valoran los contenidos sino también los comportamientos comunicativos. Por lo tanto, es fundamental tener en cuenta tanto los usos "reales" de enseñantes y aprendices como las expectativas respecto a cómo hay que utilizar el habla y la escritura (la escucha y la lectura) en el proceso de enseñanza y aprendizaje.


Con la idea de la sincronía, se abre la puerta a la consideración de la lengua como conjunto de elementos, cada uno de los cuales mantiene relación con los restantes. Esta idea de sincronía queda refleja en Saussure en su noción de sistema o estructura del lenguaje. Sincronía y diacronía se complementan. Saussure, estableció la relación en el estudio de los signos a partir de dos elementos, los cuales son: Significado y significante.

El signo lingüístico

Lo que el signo lingüístico une es un concepto (significado) y una imagen acústica (significante). Por lo tanto el signo lingüístico es la combinación de ambos. El significante es una representación mental de los sonidos que forman un signo. Lo observamos cuando nos hablamos a nosotros mismos mentalmente. El significado es la representación mental de la realidad, la interpretación del concepto. Los signos no aparecen de forma aislada, sino en relación. Saussure propuso dos tipos:

Sintagmática: Se da entre dos signos que están copresentes en el discurso.
Paradigmática: Se establece entre los signos que están presentes y los que están ausentes.

Para Saussure la conexión entre el significado y el significante es arbitraria, es decir, convencional, socialmente construida. Con esto quiere decir que no hay ninguna relación intrínseca entre el sonido (significante) y el concepto (significado). La forma más evidente de comprobarlo es que en distintos idiomas un mismo concepto recibe distintos significantes (ej. árbol/tree). Por lo tanto, la conexión entre significante y significado sería producto de la interacción humana.

Saussure creía que los conceptos son productos mentales y no entidades independientes de la mente. La idea es que percibimos la realidad a través de los conceptos ya que no tenemos acceso a esas entidades independientes, por lo que no se puede asegurar que dos personas tengan el mismo significado en mente al usar un mismo significante. Los ejemplos con colores son muy ilustrativos al respecto. Para Saussure no podemos estar seguros de que estemos viendo la misma tonalidad cuando usamos el significante "rojo". La adquisición de la noción "rojo" también sería producto de la interacción humana, por la cual, por ejemplo, en un momento determinado de nuestra vida a uno le mostrarían una tonalidad y le dirían que aquello es "rojo". En ese momento se produciría la conexión arbitraria entre el significado (la tonalidad) y el significante ("rojo"). Entonces, para Saussure uno puede estar seguro de usar el mismo significante que otra persona ("rojo") pero no de que se esté viendo la misma tonalidad, esto es, teniendo el mismo significado en mente. Según Saussure, la única manera de probar que se tiene el mismo significado sería acudir a las entidades independientes de la mente, y en la medida en que no podemos aislarnos de ella, nuestra percepción de la realidad se ve mediatizada por los conceptos que son constructos mentales.


Lengua y habla

El estudio de la lengua implica dos partes: una que tiene por objeto la lengua que es social e independiente del individuo y la otra el habla, la parte individual del lenguaje. Ambos objetos están estrechamente ligados: la lengua es necesaria para que el habla sea inteligible y produzca sus efectos, pero el habla es necesaria para que la lengua se establezca. Históricamente el habla precede siempre y hace posible evolucionar a la lengua. Por otra parte aprendemos el acto de habla, escuchando a los demás, escuchando la lengua. En conclusión:

La lengua es algo que está en cada uno de nosotros, común a todos y situado fuera de la voluntad de los individuos. Siguiendo la estela de Saussure, la lengua corresponde a un sistema de signos, un código que los individuos aprenden y retienen para su posterior uso basado en la interacción y la comunicación.


El habla es la suma de todo lo que se dice y comprende combinaciones individuales dependiendo de la voluntad de los hablantes. Entonces, el habla sería la recreación individual a partir del código o sistema de signos común a los demás individuos. Se trata de un acto particular, donde el hablante conjunta los signos y las normas que cree necesarios para transmitir el mensaje, tanto si es oral como escrito.





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